¿Cuántas maletas son demasiadas? Dónde y cómo guardarlas sin que molesten?

Las maletas son esos objetos que asociamos con libertad, movimiento y aventura. Nos acompañan a viajes esperados, escapadas improvisadas y mudanzas importantes. Pero cuando no estamos viajando, las maletas se quedan… y ocupan espacio. A veces mucho más del que deberían. 

Con el tiempo, es fácil acumular más de las necesarias: la de cabina, la grande, la mediana “por si acaso”, la que compramos en una urgencia, la heredada que ya no rueda bien, o incluso aquella maleta antigua que guardamos por nostalgia. Y, sin darnos cuenta, lo que debería ser un objeto funcional se convierte en una molestia. Terminan apiladas en el armario, debajo de la cama o en cualquier rincón donde quepan, pero rara vez bien organizadas. 

Entonces surge la pregunta: ¿cuántas maletas necesitamos realmente? Para la mayoría de las personas, una o dos son más que suficientes. Una grande para viajes largos y una de cabina para escapadas o viajes de trabajo. Tal vez una tercera si tienes necesidades específicas, como equipaje para deporte o instrumentos frágiles. Pero más allá de eso, todo lo que no uses con frecuencia probablemente esté ocupando espacio sin razón. 

Una vez hecho ese filtro (que ya es un gran paso), queda resolver cómo y dónde guardarlas. Lo ideal es aplicar el clásico truco matrioshka: maletas pequeñas dentro de las grandes. Esto ahorra mucho espacio. También puedes aprovechar zonas altas de armarios, debajo de la cama o usar las maletas como almacenaje para ropa de temporada o accesorios que no uses a diario. Pero incluso con estos trucos, no siempre hay sitio suficiente. Y lo que debería ser una solución práctica, termina convirtiéndose en un obstáculo más en casa. 

Si te reconoces en esta situación, no estás solo. Muchas personas viven en pisos donde cada metro cuenta, y donde mantener el orden es un desafío diario. Por eso, contar con un espacio adicional fuera de casa puede marcar la diferencia. 

En CABE Trasteros ofrecemos la solución perfecta para guardar esas maletas (y mucho más) sin que estorben. Espacios flexibles, seguros y accesibles, donde puedes dejar tu equipaje y recuperarlo solo cuando lo necesites. Ya no tendrás que hacer malabares para cerrar el armario, ni renunciar a tu maleta favorita por falta de sitio. Recupera el orden en casa, gana metros útiles y disfruta de una vida más ligera. 

Porque, en realidad, guardar bien también es una forma de viajar mejor.


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